Productos de higiene en los viajes
Estamos inmersos en una sociedad, la occidental, donde la higiene ocupa un lugar prioritario. ¿Alguna vez has pensado cuánto tiempo dedicas a asearte diariamente?, ¿cuánto a lavar la ropa?, ¿y el dinero que se invierte en adquirir productos para enmascarar olores, suavizar la piel, etc? ¿Es realmente todo esto necesario? Podría ser una cuestión de salud, cultural o por un interés en las relaciones interpersonales.
Este tema se agudiza muchísimo más cuando viajamos a otros países que no comparten nuestro gusto por los jabones o donde el desodorante o la ducha no forma parte de los hábitos diarios. En algunos, incluso se considera contraproducente. Trataremos de analizar objetivamente estos asuntos e intentaremos ofrecer unas claves sencillas para que la limpieza no impida disfrutar de maravillosos rincones de nuestro planeta.
Higiene corporal
La primera pregunta que nos surge si hablamos de higiene es sobre la frecuencia. ¿Cada cuánto tiempo hay que lavarse? La respuesta es muy sencilla: “cuando realmente lo necesitemos”. El momento adecuado es cuando haya suciedad, además del aspecto, el olor también te puede dar una pista, ya que ese perfume es el producto de la transpiración del cuerpo. Es decir, de la sustancia excretada por las glándulas sudoríparas al entrar en contacto con las bacterias presentes en nuestra piel. ¿Y si no tenemos una ducha a mano? Estadísticamente menos de un 50% de los españoles lo hace a diario, aunque no lo confiese en público.
No hace falta viajar a países con fama de poco aseados para encontrarte con ese problema, ya que si practicas la acampada libre o determinado tipo de travesías el problema surge solo.
Algunos remedios sencillos cuando el agua escasea son llevar un poco de alcohol y frotarse manos, axilas y pies, o bien con toallitas antibacterianas. La ropa usada durante el día es conveniente lavarla por la noche. Si no es posible, al menos airearla y dormir con otra prenda. El cepillo de dientes y la pasta no cuesta nada llevarla encima, así como un colutorio para emergencias. Y si está acampando, mejor lavarse la boca lejos de la tienda ya que podría atraer a insectos.
Combatir los malos olores
Si practicas caminatas no está de más cambiarse los calcetines dos veces al día y sumergir los pies en agua fría, si tienes la oportunidad, en algún arroyo. Así, además de olores evitarás las dolorosas ampollas.
Los desodorantes más adecuados son los inodoros ya que el perfume atrae insectos e, incluso, dado el caso, a osos. En barra, crema, spray o en formato piedra como es el caso del alumbre, un mineral que se puede llevar atado con una cuerdecita o en stick y que cumple la misma función. Si te quedas sin él y tienes a mano limón y miel puedes añadir el zumo de este cítrico y una cucharada de miel a una jarra de agua y echártela por encima tras la ducha, esto te evitará el mal olor de la transpiración.
A veces uno de los principales problemas cuando se realizan viajes de aventura –y llevas sólo una mochila– es cómo llevar los productos para que no se abran y manchen la ropa, mojen los equipos fotográficos, etc. Existen unas hojas de jabón (50 láminas no llegan a 4 Euros) que al agregarles agua se convierten en champú, espuma de afeitar (50 láminas, unos 5 Euros), detergente para la ropa (50 láminas, unos 6 Euros), etc. Y unos barreños portátiles muy prácticos que se pueden plegar para llevarlos en la mochila y que son muy útiles para lavar la ropa, los accesorios de la cocina o asearse (10-20 l, unos 18 Euros). Incluso existen unas duchas solares por unos 10 Euros, que consisten en unas bolsas con una capacidad de 20 litros de agua que se calientan con el astro rey (www.latiendadelviajero.es)
Ropa y enseres
Si vas con poco equipaje, lo recomendable es llevar un mínimo de dos mudas, trata de lavar la ropa durante la noche para que si viajas al día siguiente se pueda haber secado.
Existen lavadoras portátiles de viaje y sprays antibacterianos para pulverizar sobre la ropa, tienda de campaña, etc. para que no proliferen estos microorganismos. Si eres escrupuloso o muy precabido es conveniente que lleves contigo unas sábanas de viaje, que son una especie de saco de dormir (unos 20 Euros) que colocas dentro de la cama para no tocar las que estén colocadas. Estos y otros enseres los puedes conseguir en Barrabés, tanto en la tienda física como en la on line.
Alimentación
La higiene en la manipulación de la comida nos puede evitar muchos disgustos y gastroenteritis. El jabón para lavar las manos es imprescindible antes de preparar cualquier comida. Las bacterias se alojan entre los dedos y en las uñas sin que nos demos cuenta y las trasladamos a los alimentos. Si no hay ni jabón ni agua puedes usar toallitas higiénicas antibacterianas o desinfectante de los que no precisan agua.
La fruta es conveniente pelarla y evitar el agua corriente, zumos, leche cruda y hielo. En restaurantes, mejor pedir comida cocinada (a más de 70ºC). Existen también pastillas potabilizadoras de agua que puede ser interesante llevar en viajes donde tengamos que recurrir a beber de lagos o cursos de agua poco fiables.