La costa gaditana se enorgullece de su luz, una claridad sin límites que se multiplica por la blancura de sus fachadas y en la sonrisa afable de propios y extraños, que contagiados de esta sana locura se niegan a abandonar estos lares. Recorremos Cádiz, Chiclana, Conil, Vejer, Zahara de los Atunes, Tarifa...