PAÍS VASCO. GORBEIA CENTRAL PARK
La silueta del monte Itxina nos tiene hipnotizados desde que giramos en el cruce y tomamos la carretera que conduce hasta Urigoiti. Detenemos el coche de nuevo para fotografiar la roca gris que se impone sobre las capas verdes de coníferas, robles y hayas que nos rodearán en un rato, cuando nos pongamos de nuevo en marcha. Estamos en el valle del Gorbea, dispuestos a disfrutar no sólo de sus paisajes, sino de todas las ideas de la nueva propuesta de turismo de experiencias del País Vaco, Gorbeia Central Park.
Texto Óscar Checa Fotos: Juanjo Isidro/ Gorbeia Central Park (edición digital Revista Viajeros sept. 2012)
¡Por fin llegáis!, exclama Miren, que sale a recibirnos al jardín de Patxicoren Etxea, uno de los alojamientos rurales con más encanto de todo el valle del Gorbea. Parece que nos conociéramos de toda la vida. “Estaba preocupada porque no sabía si preparar algo de cena o no”, dice mientras nos enseña la casa y la habitación. Finalmente nos quedamos aquí a cenar, claro que sí, en el acogedor salón con chimenea, plagado de detalles de decoración. Tomates del huerto con aceite, jamón y pimientos asados, atún fresco y pastel de chocolate casero. Delicioso. Las cenas también se pueden hacer en el prado, junto a una sesión de astronomía. Es una de las muchas actividades que ofrece el Gorbeia Central Park.
Con Miren, uno se estaría horas y horas hablando. Lo mismo pasa con Gabriel Vázquez. Junto a su esposa regenta otra casa rural (Amalau) en Zeanuri. Con él se puede aprender todo lo que se quiera sobre plantas. A lo largo del año realiza diferentes talleres, muchos de ellos centrados en las virtudes medicinales de las plantas. Se trata simplemente de recuperar la sabiduría de nuestras abuelas y nuestros antepasados, al tiempo de reencontrarse con la naturaleza. Apuntad: el hinojo es digestivo, estimulante y antiinflamatorio; la melisa calma los nervios de estómago; la salvia es buen antiséptico; la flor de lúpulo es sedante; el orégano es bueno para la tos; el sauco sirve para combatir el catarro (la flor), curar quemaduras leves (la corteza), es laxante (las hojas) y comestible (las semillas); y la ortiga es la panacea. “Tiene mucho carácter”, dice Gabriel, “le gusta ir sola por la vida”.
Pastor por un día
En Zeanuri hacemos otra parada a mediodía en Txoko Sagarna. El antiguo y reputado restaurante Sagarna sigue sirviendo comida, reconvertido, al tiempo, en tienda, panadería y bar. La idea fue de Malu Eguiluz, y en el espíritu del nuevo local se perciben los preceptos del kilómetro cero. Los productos de su obrador, huerta y granja se venden aquí directamente o transformados, en la cocina. ¿Precio del menú? Diez euros. ¿Calidad? La mejor. ¿Sabor? Exquisito. Y entre bocado y bocado, las charlas de los habitantes locales, que han hecho de este lugar uno de sus puntos de reunión. Ignacio, el pastor, llega justo antes de que nos marchemos. Al parecer ha estado en el hospital recientemente. “Hay que olvidar las ovejas...que ellas corren más que tú”... bromea alguien. Pide un zumo, pero cuando se queda solo, la camarera, cómplice, se lo cambia por una copa de pacharán y se sienta a hablar con él.
La vida de los pastores, precisamente, es otra de las experiencias que se puede vivir en Gorbeia Central Park. Conocer cómo es su día a día en la montaña, guiar el rebaño de ovejas latxa, descubrir las bordas y los refugios pastoriles o aprender a hacer queso son algunas de las ideas que contempla esta actividad.
Pero también hay otras más “moviditas”, como las excursiones a algunas de las muchas cuevas que hay por todo el valle para practicar espeleología. Es una experiencia única, con distintos niveles de dificultad, pero no apta para quien tenga claustrofobia. Baltzola es una de las cuevas más llamativas, tanto por el entorno como por los recorridos que se pueden hacer dentro. En el camino que conduce hasta la entrada, Xabi nos ilustra sobre cómo se formó el paisaje que tenemos delante: un angosto pasaje con riachuelo incluido donde destaca un gran arco de piedra conocido como Jentil Subi, o Puente de los Gentiles, y que enlaza con la mitología vasca al hablarnos de los gentiles, unos gigantes con una fuerza sobrenatural que habitaban los montes del País Vasco, y cuya diversión preferida era lanzar piedras de un monte a otro.
Pedaleando junto al río Baias
No sabemos si en Jugatxi llegó a caer alguna de aquellas piedras, pero si lo hizo fue hace mucho tiempo, pues la cima de este pequeño monte, lo único que tiene es una ermita y un prado rodeado de enormes castaños, robles y hayas. Lejos del ánimo aguerrido de los gentiles, hoy lo que se practica aquí con Gorbeia Central Park es la meditación, el Qi-gong o el yoga. Patricia y Carlos (Amalur Enea) son los encargados de poner en práctica estas sesiones, tan apasionantes como reveladoras, en un entorno especialmente elegido para que fluya la energía vital.
Cargados de positividad, volvemos a Murgia, donde vamos a pasar nuestra última noche en Gorbea. A unos pocos pasos de la iglesia está La Casa del Patrón, un hotel restaurante que es la mejor base para descubrir la parte sur del Parque. Desde aquí se llega en nada al Santuario de Nuestra Señora de Oro, desde donde se ven algunas de las más fascinantes puestas de sol, o a la Cascada de Gujuli, de más de cien metros de altura. También es el lugar ideal para adentrarse en la montaña, siguiendo el curso del río Baias. Eso es lo que tenemos pensado hacer por la mañana.
La Casa del Patrón organiza los ‘Picnis sobre ruedas’, salidas en bicis para recorrer el parque y pararse a comer donde más nos guste. Nosotros nos hemos ido hacia el Centro de Interpretación Parketxea, en plena montaña, muy cerca de donde se encuentra ‘la poza’, un remanso del río, con cascada incluida, en el que los más atrevidos vienen a demostrarlo zambulléndose desde una altura considerable. Junto al río hemos sacado el mantelito de cuadros, la tortilla y la cerveza que incluye el completo kit del hotel. La cerveza es local. Se llama Baias, como el río, y se elabora de manera tradicional.
El camino de vuelta nos devuelve el apetito, así que lo mejor (y lo que toca estando en el País Vasco) es irse de pintxos. Los de La Casa del Patrón, como el resto de su cocina, son fabulosos. De hecho, Rubén, el chef, ha ganado numerosos premios por la elaboración de estas tapas. Además de degustarlos, aquí se puede aprender a prepararlos con diferentes cursos de cocina. A eso no nos ha dado tiempo, así que tendremos que volver y acabar de aprovechar las decenas de propuestas del Gorbeia Central Park.
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