MUSEO DE ARTE EN BARRICA. Enoturismo original en Utiel (Valencia)
Que el vino es cultura ya lo sabemos, pero el vino también puede convertirse en arte. O al menos los envases en los que se cría y se convierte en una bebida tan preciada. Una excursión enoturística por la provincia de Valencia nos dará pistas al respecto, según lleguemos a Utiel y a la bodega Finca Hoya de Cadenas.
Texto Óscar Checa Fotos: Juanjo Isidro
Junto a la antigua masía de la finca, que nos transporta al siglo XIX con su decoración y mobiliario original de época, el Museo de Arte en Barrica conecta el mundo del vino con el del arte a través de la interpretación de diferentes artistas valencianos. Mavi Escamilla, Uiso Alemany, Carmen Calvo, Oscar Mora, Miquel Navarro, Cari Roig, Vicente Peris y otros 10 artistas más aceptaron el reto de crear una obra de arte a partir de un objeto tan inusual como una barrica. Esta obra no tenía por qué reflejar el mundo del vino o de la gastronomía, sino las ideas, pasiones o anhelos de cada uno de ellos.
Y como el arte tiene esa cualidad, aquellas pasiones y anhelos dan rienda suelta a los nuestros cuando contemplamos cada una de estas barricas: la que está llena de grifos como expresando que allí se apaga toda la sed, a la que parece haberle crecido plumas, la que se esconde en un armazón metálico a modo de crisálida, la que se rodea de un llamativo corsé de terciopelo y rejilla de alambre, o la que deja escapar en alboroto las uvas de su interior que están metamorfoseándose en líquido…
El recorrido por este museo también nos lleva a la cripta, un pequeño laberinto construido en las antiguas cubas de fermentación de una bodega que estuvo funcionando entre 1880 y 1950. En la entrada de este espacio podemos ver igualmente un par de barricas pintadas por reclusos del Centro Penitenciario de Picassent, gracias a la colaboración con la Asociación Arco Iris Ríe, dedicada a la reinserción social y laboral de personas en riesgo de exclusión.
Las barricas de este curioso espacio pasaron por la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) y por el IVAM, el Instituto Valenciano de Arte Moderno, antes de estar expuestas aquí de manera permanente como complemento perfecto de una excursión enoturística. Además, el Museo de Arte en Barrica se incrementa de vez en cuando con la incorporación de algún nuevo envase-lienzo, también ‘customizado’, claro está, por algún artista valenciano. La última barrica en hacerlo ha sido una realizada por Javier Mariscal.
Después de haber visitado este museo, algo cambia cuando degustamos una copa de vino. Parece que hasta el más profano en la materia acaba sintiendo que cada vino tiene su propia personalidad y su propio carácter, tal y como vemos también reflejado de manera clara en cada una de estas barricas. Más serios, más desenfadados, más misteriosos, más alegres, más elegantes, más excesivos, más complejos o más sencillos… Es como si pusiéramos cara al elixir de Baco.
Toda un experiencia para disfrutar con los cinco sentidos, que nos acerca al mundo enológico, pero en la que, eso sí, no debemos olvidar las palabras que Miguel de Cervantes recogía en Don Quijote de la Mancha, que decían: “sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda el secreto ni cumple la palabra”.