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Cantabria. Ruta de los Foramontanos

La Ruta de los Foramontanos es el itinerario que tomaban los cántabros en el siglo IX cuando salían de las montañas tras la Reconquista para repoblar las tierras de Castilla. Transcurre por una Cantabria abrupta de gran riqueza forestal, con preciosos pueblos en los valles y en la zonas de media montaña.

Este camino sigue el curso del río Saja que fluye entre brañas, desde su nacimiento en el Pico Tres Mares, hasta su desembocadura en la Ría de Suances, uniendo a su paso, las comarcas de Campoo y Cabuérniga por el puerto de Palombera, en medio de la Reserva Nacional de Caza del Saja.


Entre las curvas de este puerto nacen decenas de manantiales que en la época de deshielo se convierten en pequeñas cascadas. En lo más alto está el puerto de Sejos, zona de pastos donde los ganaderos cabuérnigos llevaban sus vacas a principios de la primavera y durante toda la época estival, y que hace de frontera entre la Mancomunidad de Valles de Cabuérniga y Campoo de Suso.

La ruta de los antiguos foramontanos puede partir desde Cabezón de la Sal o desde la localidad de Mazcuerras, ésta última conocida por haber sido la cuna de la escritora cántabra Concha Espina y por integrar en su casco urbano un conjunto de casonas montañesas muy bien conservadas.

Por su parte, Cabezón de la Sal ha sido históricamente el centro comercial y administrativo de los pueblos de la comarca de Cabuérniga. Su mercadillo semanal de los sábados fue tradicionalmente el lugar donde los campesinos vendían sus productos de la huerta y derivados de la leche y la matanza y donde adquirían aquellos que no producían. Entre los puntos de interés de la villa destacan el palacio de la Bodega, la iglesia de San Martín, el calabozo del siglo XVIII o el poblado cántabro.


Dentro del municipio se halla el pueblo de Carrejo, parada obligatoria para todos aquellos que deciden adentrarse en Cabuérniga a degustar un cocido montañés. En este lugar se encuentran dos interesantes museos. El primero de ellos, el Museo de la Naturaleza de Carrejo, donde se muestran los variados ecosistemas existentes en la región, y en el que es posible ver una amplia representación de la fauna de la zona y el museo del Molino, ubicado en el primer molino de río de Cantabria, y que mediante una visita guiada se puede contemplar su funcionamiento y la razón de su existencia.

Un paseo por el pueblo de Carrejo nos permite observar algunos ejemplos interesantísimos de arquitectura civil montañesa, destacando por su singularidad la antigua fábrica de harinas, actualmente un establecimiento rural, El Molino de Carrejo.

La ruta se adentra en una serie de pueblos que se caracterizan por sus casonas de piedra, con grandes solanas y balcones. Estos pueblos están en los municipios de Cabuérniga y Ruente, que cuentan con bellos conjuntos arquitectónicos e importantes muestras de edificios religiosos, entre los que sobresalen las iglesias de Sopeña, neobarroca, y las de Renedo, de Terán y de Ruente, todas ellas de los siglos XVII y XVIII. Dentro de la arquitectura civil, destacan las casonas solariegas y palacios de estos valles, entre ellas las de Cossío y Terán, el palacio de Mier y la cala de La Nogalera en Ruente, y el palacio de Terán en Cabuérniga.

Toda esta zona cuenta con una excelente oferta gastronómica, especializada en platos típicos de la comarca como el cocido montañés, la caza, las setas, truchas, carnes de vaca tudanca y postres típicos como el arroz con leche o la leche frita, entre otros.



Ascendiendo el curso del río, nos encontramos el municipio de Los Tojos, entre cuyos pueblos está Bárcena Mayor. Esta localidad está declarada Conjunto Histórico-Artístico desde 1979, destaca por lo pintoresco de sus casas y la singularidad de sus paisajes que hacen retroceder en el tiempo al visitante. Llama la atención el tipo de vivienda de este lugar. Es la conocida casa montañesa de piedra, mampostería y madera. Las fachadas se orientan al sur o al este, destacando algunos soportales con arcos de sillares y sobre todo la talla en madera con decoración en vigas, pilares y aleros. Es un conjunto muy homogéneo de edificios representativos de la arquitectura rural de las Asturias de Santillana, cuyo origen se remonta a la Edad Media, aunque la mayoría de las construcciones se datan en los siglos XVIII y XIX.
La ruta sigue ascendiendo siguiendo el curso del río Saja. En la parte alta está el Collado de Sejos, donde se ubica un conjunto de menhires que, probablemente, son los testimonios más antiguos de la presencia humana en esta zona. Estas grandes losas de piedra arenisca decoradas con representaciones antropomorfas datan del 2000 a.C. y se cree que formaron parte de una estructura de grandes lajas hincadas verticalmente con forma circular (cromlech).

La parte alta de este collado marca el inicio del territorio municipal de Campoo de Suso, que ya se adentra en los valles del sur de Cantabria, una comarca de horizonte despejado, muy diferente a la cuenca del Saja. Entre los pueblos de este valle, están Abiada, Argüeso, Barrio, Celada de los Calderones, Villacantid, Camino, Fontibre, Espinilla, Proaño…


La naturaleza de este territorio está dominada por la  imponente presencia de un circo de picos que superan los dos mil metros, y entre los que destaca el Pico Tres Mares, así llamado por ser donde nacen ríos que vierten sus aguas a las tres vertientes ibéricas: la cantábrica, la atlántica y la mediterránea. Es en estos picos donde está la estación de esquí de Alto Campoo. Otro lugar emblemático de este municipio es Fontibre, donde está la fuente en la que nace el río Ebro.

El castillo de Argüeso, el Centro de Interpretación del río Ebro, el Museo Etnográfico de Proaño y el Centro de Interpretación del Románico de Villacantid son lugares para conocer mejor la cultura, el patrimonio y la naturaleza de este extenso municipio y la zona que le rodea.

 

Más información www.turismodecantabria.com

Texto y fotos: Lydia Rodríguez

El Principado de Asturias tiene una amplia oferta de actividades: desde deporte de aventura y senderismo hasta propuestas culturales como conciertos o exposiciones. Convertirse en bateador de oro por un día, descender a una mina de carbón, oler un llagar de sidra, aprender a esquilar ovejas o a cocinar postres típicos son algunas de las ideas que nos brinda.

Texto y fotos: Editorial Viajeros

Fértiles valles, ríos caudalosos y bosques intrincados. También estrechos desfiladeros, descomunales cañones y misteriosas cuevas cargadas de leyendas. Todo ello aderezado de pueblos de arquitectura típica donde empaparse de esplendor medieval y rendirse a los placeres de su potente gastronomía. Bienvenidos a la comarca más verde y fresca de la provincia de Burgos.

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