Textos y fotos Jordi Jofré
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SUIZA. La madre de todas las rutas

Imagínate viajando sin prisas a través de carreteras panorámicas e ir descubriendo ciudades, lagos, puertos de montaña, trenes centenarios, reservas de la biosfera, funiculares verticales y pueblos alpinos tan pintorescos que parecen irreales. Hablamos de la Gran Ruta de Suiza, una experiencia envolvente donde lo más emocionante es el camino.

La Gran Ruta es un itinerario de 1.600 km diseñado para ser recorrido en coche por las zonas más llamativas de Suiza. Para completarla, se necesitan al menos 10 días, así que si no dispones de mucho tiempo lo mejor es que busques una buena opción de alquiler de coches y selecciones una zona, tal y como la que te proponemos nosotros. ¿Suena bien? Pues tómatelo con calma porque muchas veces te verás reduciendo marchas y bajando las ventanillas.

Interlaken: tentaciones por doquier

Interlaken será nuestra primera parada. Ubicada entre los lagos Thun y Brienz y vigilada por los montes Eiger, Mönch y Jungfrau, es un paraíso para las excursiones. Los trayectos hasta el lugar elegido resultan espectaculares. Lo puedes comprobar con el viaje hasta la Jungfraujoch, la estación de tren más alta de Europa. Para llegar hasta allí, en total, hay que tomar tres trenes. Ya en lo alto, a 3.400 metros sobre el mar, se puede admirar una gigantesca lengua de hielo (el Aletsch) y las formaciones montañosas del entorno. El complejo incluye una inigualable terraza, cinco restaurantes, un palacio de hielo y tentaciones como el Snow fun (donde se puede practicar esquí, snowboard y trineo en verano).

Volviendo a Interlaken, merece la pena recalcar que, junto a sus alrededores, es como una pequeña Suiza en tamaño reducido: lagos, montes, queserías y chocolaterías, hoteles coquetos... Además, es un lugar estupendo para practicar deportes de aventura y, por ejemplo, no es extraño ver aladeltas aterrizando en mitad de la ciudad. Si los vuelos no son lo tuyo, opta por alternativas como una cena en el monte Harder Kulm al que se llega en 10 minutos gracias a un cómodo teleférico y desde donde se disfruta de atardeceres hipnóticos.

Quesos y aliens en Gruyères

Gruyères, identificada por todos por su queso con sabor a nuez, es una ciudad diminuta que cumple con todos los requisitos que se espera de un lugar pintoresco. Situada sobre una colina, te conquista de golpe y porrazo con su aspecto medieval. A ello ayuda el castillo, antigua residencia de condes y hoy un espacio cultural, que muestra la historia regional. Las callejuelas empedradas, la fuente y los edificios históricos también contribuyen a ponerse el traje de personaje de cuento de niños. Tan idílico es todo que incluso parece irreal.

En todo caso, no hay que olvidar que la trayectoria de Gruyères se remonta ocho siglos atrás y que, además, esconde unas cuantas sorpresas. Por ejemplo, resultan muy curiosos sus museos, como el de H. R. Giger que muestra la obra del creador de Alien. Estos atrevimientos contrastan con el espíritu recogido de la población donde no hay que dejar de saborear una fondue en alguno de sus restaurantes típicos (una buena opción es Le Chalet de Gruyères)

Friburgo

Friburgo bien merece una parada dentro de la Gran Ruta de Suiza. Capital del cantón del mismo nombre, es un lugar para disfrutar con las panorámicas desde la torre de la catedral de San Nicolás (ánimo, son sólo unos 300 escalones), los puentes que cruzan el río Saane, las fuentes, las casas medievales y las fachadas góticas. No obstante, uno de sus grandes atractivos es el funicular (inaugurado en 1899, es conocido como "el Funi") que conecta la ciudad alta y la baja y que se impulsa gracias a un ingenioso sistema de aguas residuales.

Todo esto se puede combinar con su cara moderna, también muy atractiva. Y es que esta es una urbe universitaria y dinámica, donde no faltan propuestas culturales. Merece la pena reseñar el Espacio Jean Tinguely-Niki de Saint Phalle y alternativas para los amantes de lo curioso (si es tu caso, puedes acercarte al Museo de Trenes en Miniatura o al de la Máquina de Coser). Por otra parte, no hay que dejar de consultar el calendario de actuaciones y eventos (en www.fribourgtourisme.ch encontrarás una buena selección). Y la visita se puede rematar, si hay tiempo, recorriendo los senderos que circundan el cercano lago Pérolles o, por qué no, animando al equipo de hockey sobre hielo de la ciudad.

Zúrich

Zúrich es poderío, finanzas y, lo que es más importante para nosotros, una ciudad muy viva. Un barrio que escenifica este dinamismo es Zurich-West que, al igual que otras áreas industriales europeas, se está reconvirtiendo en un lugar con sugerentes espacios gastronómicos, clubs y bares. Allí, por ejemplo, una antigua fábrica de motores de barco se ha transformado en el Schiffbau, un complejo que reúne un local de jazz, salas de teatro y el restaurante LaSalle. Cerca de allí se halla Im Viadukt, un centro comercial que, en un antiguo viaducto ferroviario, alberga propuestas muy diversas, desde productos gourmet hasta marcas de moda o artículos deportivos. El distrito, en general, es atractivo para los amantes de los parajes urbanitas con carácter y cuenta con símbolos como la torre de Freitag, construida con contenedores de carga y donde se pueden adquirir llamativos bolsos.

Si quieres seguir con las compras, la Bahnhofstrasse es calle de las grandes joyerías y boutiques. Los precios no son para todo tipo de sueldos así que mejor te recomendamos pasear por la ciudad antigua que se merece dedicarle un rato. No obstante, Zúrich perdería mucho sin su oferta cultural (más de 50 museos y 100 galerías) y su vida nocturna. Y es que aquí se puede comprobar que los suizos, a pesar de ser un poco cartesianos para determinados asuntos, también saben divertirse (Mascotte es famoso por sus conciertos y Langstrasse es una de las calles más efesvercentes de la capital helvética). Para finalizar nuestra ruta, te animamos a disfrutar del lago, el Zürichsee, ya sea recorriéndolo en barco (www.zsg.ch)  o probando alguna de sus zonas de baño.

Guia práctica

Cómo llegar

La manera más rápida de llegar a Suiza es en avión. Para ello, una de las mejores alternativas, con un servicio impecable y precios aceptables es SWISS que ofrece más de 120 vuelos semanales (en julio y agosto, 140) entre España y el país helvético.

Dónde alojarse

Sin duda alguna, lo mejor de este establecimiento de Interlaken, son sus vistas que permiten admirar la magnificencia del macizo de Jungfrau.

Sin grandes pretensiones pero coqueto y con encanto, este hotel es una buena opción para tomar fuerzas en Gruyères, la ciudad del queso.

Moderno y cómodo, se halla ubicado en una zona tranquila y céntrica de Zúrich. 

Dónde comer

Restaurante emblemático donde disfrutar de su fondue, raclette, crema doble y otras especialidades de la región de Gruyères

Pocos restaurantes pueden ofrecer la experiencia de comer rodeado por unas unas vistas tan impresionantes y casi aéreas de Interlaken. 

Direcciones de interés

Texto y fotos: Pedro Grifol

En coche, y por etapas. Esa es la mejor manera de recorrer la región alemana de los valles del Rin y del Mosela. En este periplo podemos emplear desde una semana hasta un mes… Y aunque las carreteras alemanas ofrecen la posibilidad de pisar el acelerador con brío, un viaje de placer no es eso…

Adentrarse en un destino para empaparse en él, saborear los platos típicos, conversar con los locales, pasear tranquilamente y visitar más allá de los indispensables. En definitiva, poner el foco en experimentar plenamente el viaje, disfrutando de todos los aspectos de la experiencia; en lugar de centrarse en ver un exhaustivo listado de lugares de interés. Así podríamos explicar qué es el “slow travel” o “viaje lento”, una tendencia que lleva varios años extendiéndose y de la que tanto estamos escuchando hablar.

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