Zúrich es poderío, finanzas y, lo que es más importante para nosotros, una ciudad muy viva. Un barrio que escenifica este dinamismo es Zurich-West que, al igual que otras áreas industriales europeas, se está reconvirtiendo en un lugar con sugerentes espacios gastronómicos, clubs y bares. Allí, por ejemplo, una antigua fábrica de motores de barco se ha transformado en el Schiffbau, un complejo que reúne un local de jazz, salas de teatro y el restaurante LaSalle. Cerca de allí se halla Im Viadukt, un centro comercial que, en un antiguo viaducto ferroviario, alberga propuestas muy diversas, desde productos gourmet hasta marcas de moda o artículos deportivos. El distrito, en general, es atractivo para los amantes de los parajes urbanitas con carácter y cuenta con símbolos como la torre de Freitag, construida con contenedores de carga y donde se pueden adquirir llamativos bolsos.
Si quieres seguir con las compras, la Bahnhofstrasse es calle de las grandes joyerías y boutiques. Los precios no son para todo tipo de sueldos así que mejor te recomendamos pasear por la ciudad antigua que se merece dedicarle un rato. No obstante, Zúrich perdería mucho sin su oferta cultural (más de 50 museos y 100 galerías) y su vida nocturna. Y es que aquí se puede comprobar que los suizos, a pesar de ser un poco cartesianos para determinados asuntos, también saben divertirse (Mascotte es famoso por sus conciertos y Langstrasse es una de las calles más efesvercentes de la capital helvética). Para finalizar nuestra ruta, te animamos a disfrutar del lago, el Zürichsee, ya sea recorriéndolo en barco (www.zsg.ch) o probando alguna de sus zonas de baño.