LONDRES. Cultura, restaurantes y novedades

 
Llegada por todo lo alto

Imaginemos que llegamos el viernes a mediodía. Dejamos las maletas en el hotel y nos disponemos a comenzar nuestro primer paseo: la South Bank –la orilla sur–. Bajamos en la estación de Westminster y nos recibe el Parlamento y el Big Ben. Cortésmente le devolvemos el saludo –a lo lejos– y cruzamos el puente de Westminster con la mirada puesta en el County Hall y la gran noria de la ciudad: el London Eye. Se puede subir y disfrutar de las vistas pero optamos por continuar, ya que hay muchas tentaciones por el camino. Desde aquí hasta los alrededores del Millenium Bridge nos esperan el British Film Institute, el South Bank Center, el National Film Theatre y su vecino el National Theatre, etc. Pero quizás las dos joyas de este tramo del río sean la Tate Modern –ubicada en una antigua central eléctrica– y el Shakespeare´s Globe. El paseo panorámico y cultural podría continuar pero nosotros preferimos irnos a bailar.

Entre toda la oferta de musicales de Londres, que realmente es muy amplia, nos hemos decantado por Billy Elliot –en el Victoria Palace Theatre–. El show comienza y disfrutamos con las cabriolas de este encantador mocoso. La obra, que ya lleva en escena desde 2005, resulta divertida, dinámica, tierna y fácil de seguir por un españolito de a pie.

Con ganas de saltar y gritar, tomamos el metro hasta el Soho y descubrimos ahí un restaurante que, aparte de abrir hasta tarde, puede considerarse casi trending topic del momento. Se trata de Ceviche, un escaparate de la cocina peruana tradicional y un paraíso para los amantes de los pisco sours. Tenemos la oportunidad de conversar con el dueño, Martin. Su historia no tiene desperdicio: ha trabajado para iTunes y Disney, mientras que los fines de semana se dedicaba a pinchar discos. No obstante, no nos encontramos ante un workaholic, no; para Martín lo más importante es la sopita que le espera al volver a casa (su familia). Su último reto, el establecimiento en el que nos encontramos, es acogedor y se halla plagado de detalles. Te recibe el pisco bar que asemeja un mercado de pescado. El trasiego aquí es notable; los hay que vienen a tomar un trago y los que prefieren sentarse en la barra para compartir delicias como un Don Ceviche, un Sakura Maru o un arroz con pato. Al fondo vemos el comedor, esta vez con aires de cantina. Ha sido todo un acierto esta opción. Además, nos encontramos en pleno Soho, en una calle casi mítica, la Frith Street, donde todavía resiste la famosa tienda de tatuajes homónima y el Ronnie Scott´s, un legendario club de jazz. La noche puede ser tan larga como queramos.

Del mercado a La City

Tras un desayuno ligero, nos dirigimos al Borough Market. Para ello, nos trasladamos hasta London Bridge, de nuevo en la orilla sur del Támesis. Bajo las vías del ferrocarril nos esperan un buen número de puestos de comida, materias primas frescas y platos preparados al momento. Es un lugar para los amantes de lo orgánico y de los productores locales, y ofrece la posibilidad de probar antes de comprar.

En estos momentos el grupo se separa. Los que no conocen demasiado Londres, optan por pasear por La City. De lunes a viernes esto es un un hervidero de corbatas y trajes de chaqueta; hoy sábado, reina una paz agradable. Eso sí, las iglesias y los edificios futuristas siguen conviviendo en aparente armonía: nos hallamos en el corazón histórico de Londres, pero también en su pulmón financiero que entre semana respira a ritmo acelerado.

Nos reunimos todos en el restaurante Meat liquor, cerca de Bond Street. Con un ambiente acogedor y entre hamburguesas y patatas con chile, contamos al resto del grupo lo que hemos descubierto. Optamos por Bermondsey, cerca del mercado donde nos separamos. Se trata de un barrio con aires de pueblo que está resurgiendo del olvido. Y con gran fuerza. Los visionarios hablan de un nuevo Hoxton a pequeña escala. El caso es que se está poniendo de moda entre artistas y aquellos que disfrutan con las pequeñas exquisiteces gastronómicas. Queda apuntado como un lugar a explorar con más detenimiento. Nosotros, de momento, nos vamos de compras.
 

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