Esto viene a demostrar que, cuando la naturaleza es generosa y el clima amable, sólo se recogen productos auténticos y de una gran calidad. Si, efectivamente, como base gastronómica no está nada mal, pero vamos a ver como se traduce esto en el plato.
Atalaya, es un restaurante ubicado en Alcossebre. Gracias a una cocina basada en productos de proximidad y su lograda reinterpretación de la tradición gastronómica, Alejandra y Emanuel pueden lucir, en la fachada de su restaurante, merecidos símbolos de excelencia culinaria en este año; su segunda y consecutiva Estrella Michelín y un Sol Repsol. A veces, los planetas se alinean y, me gusta pensar que, en una de esas coincidencias interplanetarias conectaron en el restaurante Martín Berasategui de Lasarte, y esta fusión nos trae hoy estas maravillas gastronómicas, algo que agradecemos y festejamos el resto de los habitantes de este planeta.
Aqua está ubicado en el Hotel Luz, muy próximo a la estación de tren de Castellón. Cocina viajera, así es como denominan a sus platos. Entiendo que su ubicación convierte a Aqua en un lugar de paso de muchos viajeros que llegan desde cualquier punto del mundo y, aunque su apuesta se posicione hacia los productos locales, también quieren representar en su cocina las ideas y experiencias traídas desde otros países. Elaborada con productos de temporada y con un cuidado realmente exquisito.
Nos acercamos hasta Vall d'Alba para conocer Pou de Beca. En un entorno privilegiado se ubica este restaurante, que también dispone de alojamiento y de sala de exposiciones. Pou de Beca forma parte del movimiento Slow Food, organización eco-gastronómica que promueve la utilización de productos buenos, limpios y justos. Cuando todo esto se lleva al plato, se convierte en un eco-festival gastronómico al abrigo de pura naturaleza castellonense.