El abanico de opciones para disfrutar de lo que se desee es bien amplio: cultura, historia, deportes extremos, rutas de ciudades coloniales, el café, los lagos..
Si de recorrer sus volcanes se trata, el país cuanta con 26 conos volcánicos, existen 19 a los que se puede acceder y que conforman una ruta turística, y 7 en activo, tal vez es el más conocido es el de Masaya, un poco al sur de Managua, su capital, ubicado en el Parque Nacional de igual nombre, a 635 metros sobre el nivel del mar. Muy impresionante pues su cráter está a una gran profundidad y posee un gigantesco lago de lava. Una escapadita hasta la Isla de Ometepe le permitirá apreciar los volcanes Maderas y Concepción. La Isla es famosa por su exuberante belleza natural, sus misteriosos petroglifos y por ser la única isla en el mundo que posee dos volcanes en medio de un lago tropical de agua dulce.
El otro volcán el Momotombo que significa “gran cumbre hirviente” y el San Cristóbal con 1,745 de altitud y actualmente en calma, pero con frecuencia emite gases y magma. El visitante encontrará una emocionante escalada hacia la cumbre de arenas del Cerro Negro, en el que podrá realizar sandboarding, su inclinación es ideal para deslizarse a una velocidad entre los 40 y 90 kilómetros por hora.
La ruta de los Volcanes y los Lagos, un interesante recorrido se ofrece por las Ciudades coloniales. Granada y León, pueden ser buenos exponentes. La Ciudad de León, algo más al norte, pero siempre en la costa del pacifico, tiene un volcán muy peculiar, El Cerro Negro. Cuando se accede a la cima, puede apreciarse la cantidad de cráteres que posee y que por dentro el color negro se transforma en una impresionante paleta de colores, ocres, blancos y marrones, que contrastan con el verde de la vegetación. La ascensión lleva casi dos hora y nos es fácil hacerla, entonces ¿cual es el motivo para este gran esfuerzo? Pues es que allí se practica el volcano boarding un rimbombante nombre que solo indica que el que asciende puede tirarse en una tabla a una pendiente de 40 grados y alcanza velocidades de hasta 70 kilómetros por hora mientras recibes la salpicadura de la arena negra del volcán.
Tiene sus riesgos, pero la belleza y la temeridad no siempre van de la mano