VIAJES. ESPECIAL DALMACIA V: SABORES DÁLMATAS (CROACIA) Como bien descubriréis en este viaje, la gastronomía es algo que tienen muy presente y valorado en toda la región dálmata. Tanto que hasta han creado un centro donde la estudian, divulgan y, sobre todo, ponen en práctica.
ESPECIAL DALMACIA III: SIBENIK Y P.N. KRKA (CROACIA)
VIAJES. ESPECIAL DALMACIA III: SIBENIK Y P.N. KRKA (CROACIA) El agua, no la del mar, sino la de los ríos, acostumbra a ofrecer buenos espectáculos en el interior de Dalmacia. Hemos llegado al Parque Nacional Krka, ya en la región de Sibenik, que abarca el curso entero del río Krka y parte del Cikola.
El agua, no la del mar, sino la de los ríos, acostumbra a ofrecer buenos espectáculos en el interior de Dalmacia. Hemos llegado al Parque Nacional Krka, ya en la región de Sibenik, que abarca el curso entero del río Krka y parte del Cikola.
La protección de la que goza este entorno está más que justificada: la inmensa biodiversidad; el paisaje del lecho del río con sus cascadas en travertino (una roca formada por depósitos de carbonato cálcico que solo se origina donde el agua está completamente limpia); los restos de fortalezas y los antiguos batanes y molinos, que se utilizaban tanto para lavar ropa como para moler cereal, son los culpables. En esos molinos se producía en otros tiempos casi toda la harina de Dalmacia gracias a la fuerza del agua, que también se usó para poner en marcha la primera central hidroeléctrica de Europa, ideada por Nikola Tesla. Como veis, el lugar está lleno de historia, pero aquí lo verdaderamente placentero es adentrarse en el parque siguiendo los dos kilómetros de pasarelas de madera a ras del agua y entre una vegetación exuberante.
Además de la excursión a pie, se puede recorrer el tramo final del río en un barco que lleva hasta el pintoresco pueblo de Skradin, que conserva casas de la época en que Dalmacia pertenecía a la República de Venecia. Como si esa unión no se hubiera roto, también mantiene un halo de encantadora decadencia y una atmósfera de fugacidad y eventualidad, pero es un espejismo: aunque sus calles no estén muy concurridas y las coloridas fachadas de sus casas se hayan dejado llevar por el tiempo, presentando un aspecto seductoramente ajado y con abundantes recuerdos de la última guerra, no hay más que acercarse hasta el pequeño puerto donde no cabe ni un velero ni un yate más.
Sí, nos gusta este pueblo en el que, además, se desviven en lo tocante a gastronomía y donde se preparan algunas de las mejores recetas tradicionales cocinadas con peka, una campana de metal que funciona como un horno, recubierta de ascuas y cenizas calientes. Por si faltaba algo para afirmar su carácter dálmata, en Skradin se celebra un conocido festival de klapa, el canto polifónico a capella con el que ya nos recibió Split al comienzo de nuestro viaje.
Volvemos a la zona de costa porque no podemos irnos de aquí sin visitar Sibenik. La luz del sol cae a plomo y se desparrama por la piedra blanca con que está edificado todo, desde el suelo y las escaleras hasta la catedral.
Esta ciudad, antiguamente industrial y marinera, se me antoja una ciudad alegre. Desde luego está llena de colores: el verde o marrón típico de Dalmacia en las contraventanas; el naranja y el negro de los maceteros que imitan el gorro tradicional; el rojo o el azul de algunas fachadas antiguas; la banda multicolor de ropa tendida en los balcones… También hay muchos niños. Un grupo juega a gaze, a pisarse, en la plaza de la República, alborotando y repartiendo gratis risas y chillidos. Resulta que en verano, desde hace 55 años, se celebra aquí el Festival de los Niños y durante quince días la ciudad se llena de chavales de todo el mundo.
Debe ser curioso, aunque también algo abrumador, para qué vamos a decir otra cosa… Pero bueno, la juventud, con su carga de vitalidad e ilusión nunca está de más. Y menos aquí, donde esa energía y fortaleza –esta vez atribuida a las mujeres– salvó a la ciudad de la invasión turca, pues, según la leyenda, éstas lograron engañar al ejército invasor disfrazadas de soldados en las murallas, además de darle luego un bañito de aceite hirviendo... Por eso dicen que “las mujeres de Sibenik son malas y peligrosas”, aunque no podemos corroborarlo ni desmentirlo ya que tenemos que seguir nuestro viaje.
* Puedes continuar leyendo este Especial Dalmacia (Croacia) en
• Especial Dalmacia (Croacia) I: Split.
• Especial Dalmacia (Croacia) II: Trogir, Sinj y Vrlika.
• Especial Dalmacia (Croacia) III: Sibenik y P.N. Krka.
• Especial Dalmacia (Croacia) IV: Zadar e Isla de Pag.
• Especial Dalmacia (Croacia) V: Sabores Dálmatas.
• Especial Dalmacia (Croacia) VI: Guía Práctica de Dalmacia.
O disfrutar del reportaje completo en Viajeros 176 edición de primavera 2015
Texto y fotos: Pepa García y Oscar Checa
Texto y fotos: Pepa García y Oscar Checa
(II Parte) Trogir es una villa costera, como su vecina Split, considerada una de las más hermosas del país (complicado elaborar un ranking con ese tema con una lista que se perfila extensa ) Al mediodía, flota en el aire un delicioso aroma a pescado frito o asado.