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HOTELES CON HISTORIA

Disfrutar de los mismos espacios que hace muy poco gozaron personajes históricos o comunidades religiosas está al alcance de la mano de cualquier viajero. Os proponemos seis lugares espectaculares en La Coruña, Huesca, Cantabria, Sevilla, Salamanca y Granada.

Reyes, monjes, nobles, burgueses y, ahora, Viajeros..

Disfrutar de los mismos espacios que hace muy poco gozaron personajes históricos o comunidades religiosas está al alcance de la mano de cualquier viajero; aunque, a veces, se aleje un poco más de su bolsillo. Os proponemos seis lugares con una arquitectura destacada, muchas historias que contar y cuya visita es un auténtico placer para el cuerpo y el espíritu.

En nuestras fronteras disponemos de excelentes establecimientos hoteleros en los que se ofrece mucho más que una cama para dormir. Seguro que te acude a la mente más de uno. El proceso que hemos seguido para elegir una muestra adecuada ha sido reducir el número de alojamientos a aquellos que se identificaban con un retiro providencial y que, por sí solos, ya representaban un pequeño destino de vacaciones. Aún los números seguían siendo muy elevados, así que aplicamos una nueva condición, sus paredes debían contar historias del pasado al tiempo que se convertían en cómplices de nuestros pensamientos. Castillos, palacios, fortalezas, casonas, antiguos templos y conventos rehabilitados han sido los seleccionados. Todos ellos acogen a un sector del turismo que disfruta con la Historia y la Arquitectura, pero no quiere renunciar a los últimos avances en tecnología o a las técnicas de relajación más innovadoras.

Si te identificas con los viajeros que gozan de la buena vida continúa leyendo porque te van a interesar estas referencias en La Coruña, Huesca, Cantabria, Sevilla, Salamanca y Granada.

 

Hostal dos Reis Católicos, Santiago de Compostela      (La Coruña)

Elegir un parador como destino de vacaciones es un valor seguro, ya que esta cadena dispone de auténticas joyas históricas. Entre todos ellos hemos seleccionado el Parador de los Reyes Católicos. Este antiguo hospital real y albergue de peregrinos, de finales del siglo XV, ocupa una privilegiada posición en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, conformando junto a la esplendorosa Catedral un grupo de belleza única.

El Hostal dos Reis Católicos nació como hospital en 1499 tras una visita de los monarcas –de los que tomó su nombre–, los cuales, ante el estado del edificio anterior, vieron la necesidad de construir uno nuevo que fuese “capaz de dar cumplido y decoroso servicio a todos los devotos, enfermos y sanos que a la ciudad llegaren (...)”. Y tras la toma de Granada se pusieron manos a la obra sin escatimar en gastos ni ornamentación: patios, gárgolas, fuentes, altares, etc. Pronto se forjó un micromundo con bodega, cárcel, cuadras, huertas, almacenes y viviendas anexas donde convivían sacerdotes, sanitarios, contables y sirvientes, entre otras personas. Su función inicial se completó con la de acogida de pobres y huérfanos.

En 1858 se convirtió en lugar de hospedaje para el disfrute de los viajeros. La grandeza de este lugar comienza con su ubicación y continúa en un maravilloso edificio donde la piedra, la madera y el vidrio se compenetran a la perfección, al igual que las luces y sombras que juegan mágicamente en sus claustros. A este espacio se añaden las comodidades de un establecimiento moderno donde no se escatima en nada para que el cliente también encuentre el reposo adecuado para recuperar el cuerpo como antaño. A todo lo anterior hay que sumar su reciente nombramiento como parador-museo. Esta nueva categoría permitirá a los visitantes (no sólo huéspedes) descubrir los secretos que ocultan sus muros –a través de 79 rótulos informativos– como el antiguo depósito de sanguijuelas con las que sangraban a los enfermos o la pila bautismal de Rosalía de Castro. Muy curioso también es saber que la cafetería y el restaurante están ubicados en el mismo lugar que antaño ocupaba la sala de autopsias y el depósito de cadáveres.

Monasterio de Boltaña, Boltaña (Huesca)

Una vez ganado el Jubileo en Santiago de Compostela y, tras haber recuperado el cuerpo en el parador, nos dirigimos a Huesca para entrar en comunión con la Naturaleza y acondicionar el espíritu. El lugar elegido para ello os encantará, es el antiguo monasterio del Carmen –del siglo XVII–, convertido en un espacio de alto nivel, con un impresionante spa, perteneciente a la cadena Barceló Hoteles en su categoría Premium. Su ubicación en la comarca del Sobrarbe, muy cerca del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, es tan exclusiva como sus instalaciones. La comodidad de sus 140 habitaciones y 40 villas, las amplias zonas comunes donde penetra la luz del exterior y una cocina muy cuidada se complementa con su centro de Spa & Wellness. La sensación que produce sobre el alma este último lugar debe ser comparable a la comunión divina que alcanzaban los antiguos monjes que durante cuatro siglos habitaron este enclave. El contacto con el agua, la naturaleza y los tratamientos forjan un estado mental inigualable. Atrévete a probar un Pindasweda –a base de saquitos calientes de hierbas y especias de Oriente– o un masaje ayurveda –que incluye test Vata Pita Kapha para seleccionar los aceites esenciales adecuados–. No querrás regresar a casa.

En los alrededores se pueden realizar innumerables excursiones al cercano cañón de Añisclo, Valle de Pineta, Monte Perdido, Gargantas de Escuain o a las poblaciones de Boltaña, Ainsa, Torla, Broto, Fanlo y Nerin.

Hotel Alfonso XIII, Sevilla

De las inmediaciones de los Pirineos nos hemos trasladado al cálido sur, nada más y nada menos que a Sevilla. La capital andaluza luce en abril sus mejores galas para celebrar la Semana Santa y la Feria. Aunque la vida en estas fechas transcurra más en la calle que en el interior, nuestra propuesta es elevar la barbilla y mirar hacia arriba, tanto que casi toquemos la realeza en un hotel fruto del ideal de un monarca, Alfonso XIII. Fue concebido para albergar lo más granado de la nobleza europea con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, así que imagina la riqueza de su ornamentación interior. La ubicación también estaba a la altura, ya que se construyó dentro de los terrenos del Palacio de San Telmo –donados a la ciudad por la duquesa de Montpensier–.

El establecimiento fue inaugurado por el rey el día de la boda de la infanta Isabel con el conde Juan Zamoyski –doce años después de que comenzaran las obras y con una inversión de cuatro millones de pesetas–. Si los muros hablaran contarían más de un cotilleo de salón; por allí han desfilado el príncipe Rainiero y Grace de Mónaco, el príncipe Carlos y Diana, y nobles de casi todas las monarquías europeas. Por supuesto, las celebrities tampoco han dejado de pasear por sus salones: Audrey Hepburn, Sofía Loren e, incluso, Shakira.

Actualmente pertenece a la cadena Starwood y bajo sus directrices se han desarrollado las recientes reformas que han dejado unas, aún más, impresionantes instalaciones. Actualmente dispone de 151 habitaciones divididas en ocho categorías, entre ellas ocho suites. Una de las más exclusivas es la Suite Real, con 200 m2, decorada con antigüedades de 1928, como un bargueño con incrustaciones de nácar, regalo del Aga Khan al hotel. En ese espacio convive con soltura un dormitorio, el salón-comedor con mesa para ocho comensales, dos baños y un office. Entre los huéspedes que se enamoraron de ella estuvieron doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans, condesa de Barcelona y madre del Rey Juan Carlos I, Pierce Brosnan, Mikhail Gorbachev, Lenny Kravitz, Ava Gardner, Edward Kennedy, Brad Pitt o el torero Paquirri, que pasó en la suite su luna de miel con Isabel Pantoja. Los bares y restaurantes del Alfonso XIII completan la experiencia, ya que es igual de sencillo tomar un té como degustar cocina internacional, creativa o una clásica tapa en la Bodega Alfonso. Alojarse en este hotel es un lujo de esos que permanecen siempre en el recuerdo.

Hotel Rector, Salamanca

Nos gustan los establecimientos pequeños pero exquisitos, y en Salamanca hemos localizado una joya bajo el nombre de hotel Rector. Tras una fachada de aspecto renacentista –aunque procede de 1940– e impresionantes puertas barrocas se oculta esta antigua casa aristocrática de dos plantas. La piedra de Villamayor de su exterior la integra con armonía en la arquitectura salmantina propiciando que casi pase inadvertida. Sus 14 habitaciones –fue uno de los pioneros en implantar el concepto de alojamiento-boutique en España– están decoradas en tonos tostados y mimadas al detalle como demuestra su ropa de cama de algodón egipcio y sus amenities de Bvlgari.

Sin duda, el trato personal y el ambiente discreto y elegante le ha granjeado la simpatía de personas destacadas del mundo intelectual e institucional del país. Si preguntas a algún huésped, habitualmente reincidente, el motivo por el que repite en este establecimiento te indicará que aquí se siente como en casa, e incluso que nunca le han tratado mejor en ningún otro lugar.

El lobby más que un lugar de paso es un punto de encuentro donde la luz que penetra a través de las vidrieras modernistas realizadas por los hermanos Maumejean (creadores también de la Rotonda del madrileño hotel Palace) iluminan a los huéspedes en todos los sentidos. Es habitual encontrar a clientes de cualquier parte del mundo charlando animadamente e intercambiando puntos de vista; debe ser que en Salamanca el gusto por los pequeños debates y el aura universitaria se extiende por todos los rincones.

Hotel Palacio de Soñanes, Cantabria

Poco puedes imaginar cuando entras por primera vez en el pequeño municipio cántabro de Villacarriedo que un auténtico palacio te estará esperando. Es el de Soñanes (también llamado de Díaz Arce). Fue construido a principios del siglo XVIII y su ornamentada fachada exterior te ofrece las primeras pistas de su rico interior. Funciona como hotel (cuatro estrellas superior) desde 2001 y actualmente lo gestiona la cadena Abba. Sólo cuenta con 28 habitaciones (standard o junior suite) por lo que la calma y la tranquilidad están garantizadas en los lugares comunes, en el jardín e, incluso, en su acogedor restaurante Iniro. Una experiencia al alcance de casi todos y la oportunidad de sentirse como un príncipe o una princesa por unos días. La estancia se puede completar con excursiones por los alrededores ya que los Valles Pasiegos disponen de encantadores rincones naturales.


Hospes Palacio de Los Patos, Granada

De este hotel te enamoras aún antes de entrar en el recinto. Desde la calle ya intuyes que no es un alojamiento al uso sino un monumento más de la impresionante ciudad de Granada. Aunque el establecimiento actualmente se divide en dos partes, una antigua y otra más moderna y acristalada, en este reportaje nos referiremos exclusivamente a la zona palaciega. De hecho, este edificio es originario del siglo XIX y está catalogado como Bien de Interés Cultural. Si la cadena Hospes, ya de por sí, destaca por el detallismo y cuidado en sus hoteles, en el Palacio de los Patos han realizado un trabajo exquisito; no sólo no ha perdido su razón de ser sino que la ha magnificado.

La habitación que nos ha parecido más impresionante, a pesar de que las veinte del palacio son de grandes dimensiones y cuidada decoración, ha sido la Suite Presidencial. Conserva los techos y suelos originales y dispone de un balcón con vistas al jardín. Sus setenta metros cuadrados están marcados por un interiorismo sin estridencias que permite que destaque la estancia en sí misma. En el centro reina una cama de 2x2 metros vestida con sábanas de algodón egipcio. Al clasicismo manifiesto se contraponen los últimos avances: pantallas de plasma, Internet, etc. Si el edificio te ha enamorado espera a ver el jardín, de tradición andaluza y con un granado de más de 150 años, todo un lujo en el centro de Granada, donde incluso se pueden realizar cenas y eventos. Por supuesto, para completar la estancia nos hemos reservado una pequeña sorpresa, un tratamiento en su spa. La elección entre sus programas no es sencilla por su variedad, ya que puedes encontrar desde relajantes masajes a vigorizantes puestas a punto. Tú eliges.

 

Los grandes muros de piedra a veces se muestran desnudos y otras cubiertos de seda, obras de arte contemporáneas o iluminados con dulzura por lámparas modernas, pero el espírutu de estos lugares, su energía dormida, parece despertar cuando el sol se oculta.

 

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