Gomera. Mirador del Santo. Revista Viajeros
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La Gomera. La Isla Vertiginosa

La Gomera es un pequeño tesoro donde no se vive, se sobrevive, como bien demuestra su impresionante riqueza natural, endemismos y catálogo de tradiciones. Es un conjunto de barrancos, roques y florestas donde para moverte por tierra, bien te hartas a curvas, o bien utilizas la red de senderos que los gomeros han trazado durante siglos. 

 Y nosotros vamos a desafiar al vértigo, al menos durante unos días...

diseñada por erosión

La Gomera es la única isla del archipiélago canario sin erupciones volcánicas modernas (la última data de hace más de dos millones de años). La erosión, por tanto, ha podido ir configurando sin discontinuidad unos paisajes espectaculares. Estas panorámicas de vértigo nos resultan muy atractivas a los visitantes. Para los oriundos, claro, han sido parte de su día a día, marcando y forjando una sociedad que se ha ido adaptando al abrupto entorno. De ahí, por ejemplo, la sucesión de bancales y terrazas que motean el territorio: es la lucha de los agricultores por sacar de la tierra todo lo posible.

El silbo gomero (impartido, actualmente, como materia en los colegios y Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por la Unesco) es otro de estos casos. No es un capricho sino un eficaz medio de comunicación: sus fuertes sonidos recorren los valles de punta a punta y atraviesan sin demasiado esfuerzo los espesos bosques.

Podríamos continuar con la dificultad para atracar o el típico aislamiento insular: los retos se sucedían (y suceden) a diario. De hecho, algunos optaron por buscar suerte en otros lugares menos inhóspitos, muchas veces en América; esas son otro tipo de historias, las de la emigración que todavía sobrevuelan la isla. Así, con un poco de atención seremos capaces de captar muchas de estas anécdotas y peculiaridades.

Gomera. Excursión Marítima. Revista Viajeros

Gracias a su particular posición, en La Gomera es fácil avistar cetáceos durante una excursión marítima. 

disfrutar de la gomera

Este no es un destino de extensas playas de postal al uso. Suelen ser pequeñas ensenadas de arena negra o grava que se reparten por su costa (90 km). No piensen en imágenes caribeñas pero sí que podemos, en cambio, encontrar lugares con encanto, como una cala recóndita a los pies de un barranco donde darse un chapuzón, bucear y nadar. Pero lo mejor de La Gomera (para quedarse tirado en una tumbona hay otros lugares) es combinar el veraneo al uso con otras actividades. Es, entre otras cosas, una isla para andarines que, independientemente de la época del año, disfruten caminando entre parajes variados, a veces de un verde exuberante, otros de una aridez muy rugosa. Así, según la vertiente, la isla nos ofrece caras con diferencias notables.

En unos pocos centenares de metros, el entorno se transforma, sorprendiendo al visitante que, sin darse cuenta, puede verse envuelto por la llovizna o la niebla cuando poco antes se hallaba bajo los rayos del sol. Una chaqueta nunca sobra ya que, por ejemplo, cuando uno se adentra en los bosques de laurisilva la temperatura cae unos cuantos grados. Muchos de los senderos, además, mueren en llamativos miradores (algunos nombres para apuntarse son el de Roque blanco, el del Santo o el de César Manrique) donde se aprecian los abruptos roques, riscos y horizontes de mares de nubes. La imagen de estos océanos suspendidos en el cielo (provocados por los vientos alisios que llegan de su largo viaje oceánico cargados de humedad) es uno de los mejores regalos de La Gomera. Cuando no es así y el cielo está límpido, la vista se alegra con las figuras recortadas de las islas vecinas. Resulta complicado olvidarlo. 
 

Llama mucho la atención la diversidad de paisajes que podemos encontrar en la isla: en pocos kilómetros se pasa de tierras áridas a exuberantes florestas. 

no todo son paisajes

El costumbrismo que encontraremos por el camino puede parecer sencillo pero esconde muchos secretos (e historias humanas). La miel de palma, obtenida del guarapo (la savia de la palmera), es un ejemplo de ello. Como también lo es una de sus especialidades culinarias, el almogrote (elaborado a partir de queso artesano, ajos, aceite y pimienta). La alfarería tradicional, que bebe de la cultura aborigen, también nos llamará la atención. Sin ayuda del torno, barro y arena siguen siendo las materias primas con las que se crean (y no fabrican) los utensilios domésticos más variados.

Si uno se acerca a El Cercado encontrará un centro de interpretación donde se explican muchos de los secretos de estas técnicas. Pero casi es mejor visitar alguna de las pequeñas tiendas aledañas. En una de ellas, María sigue trabajando a su ritmo, tan sólo con sus manos y rudimentarias herramientas. Rascando un poco, te cuenta historias de la vida de antaño (te relata sin pestañear, por ejemplo, cómo tardaba, no hace tanto, un día y medio en llegar hasta la capital, San Sebastián, cargada hasta los topes, donde vendía artesanías para sacar algunas pesetas).

Gomera. San Sebastián. Revista Viajeros

San Sebastián, capital y motor económico de la Gomera, es también su puerta de entrada. Por eso casi todo el mundo llega aquí cuando visita la isla.

Hasta ahora hemos hablado de actividades de tierra pero no podemos olvidarnos del mar. Aparte de las playas, entre otras cosas, resulta muy gratificante apuntarse a una excursión para avistar cetáceos que se pueden ver sin alejarse demasiado de la costa. Esto es, en parte, porque se alcanza en seguida la profundidad marina necesaria para ello y por la tranquilidad y riqueza de alimentos de estas aguas. El sol en lo alto, la brisa en la cara, los calderones a su aire en el agua y un bañito en una recóndita cala hacen de la jornada un buen recuerdo para llevarse de vuelta a casa. Y cómo no, se puede practicar submarinismo, snorkeling o surf, además de otras actividades en el puerto deportivo de San Sebastián. 

Desde los miradores se aprecian excelsas vistas, muchas veces adornadas por mares de nubes 

Garajonay: el poder de la laurisilva

El Parque Nacional de Garajonay se asienta en la altiplanicie central de La Gomera. Es extenso (ocupa un 10% de la isla), con marcadas diferencias de altitud (de los 800 a los 1.500 metros). Por ello, su rica biodiversidad se nos presenta con diferentes trajes. En los valles orientados hacia el Norte, más húmedos gracias al manto del mar de nubes, sobreviven los bosques de laurisilva. Conforman una selva subtropical de enorme interés por haberse mantenido casi intacta durante más de tres millones de años. Es, sencillamente, apabullante. No menos llamativos son las zonas de orientación sur, donde los brezos se retuercen hasta la extenuación, adornados por líquenes y musgos colgantes. El parque cuenta con varias zonas recreativas y, por supuesto, una extensa red de senderos que permite conocerlo sin prisa y con detenimiento. El rumor de un arroyo o el estruendo de una cascada; las panorámicas de las islas desde los puntos más elevados o la sencillez de un caserío; una ermita rodeada por la bruma o el sonido de un ave que es imposible identificar en la espesura del bosque. 

Garajonay, en lo grande y en lo chico es, seguramente, lo más espectacular de La Gomera.

rumbo a vallehermoso

Desde San Sebastián ponemos rumbo norte con la mente puesta en Vallehermoso para disfrutar de algunas de las zonas más verdes de la isla. La primera parada la podemos realizar en la población de Hermigua y en su valle homónimo. Es verde y fértil y, por ello, se halla muy ligado a la agricultura. Antaño las horas se empleaban en la producción de azúcar y hoy predominan las fincas plataneras y las vides (por cierto, los vinos con mejor fama son los blancos). El municipio, además, cuenta con una incipiente oferta de casas rurales repartidas en sus caseríos que son lugares muy apropiados para sentir el silencio gomero. Seguimos atravesando el Valle de Hermigua y dejamos para otra ocasión las paradas en el antiguo Convento y en el Museo Etnográfico Los Telares. El verde nos sigue acompañando; al igual que las panorámicas, que se embellecen aún más según llegamos a Agulo, un pequeño municipio que destaca por sus calles empedradas y casas señoriales (construidas en gran medida gracias a los beneficios obtenidos del plátano). No sin antes saludar a lo lejos al Teide, nos podemos dirigir al Centro de Visitantes Juego de Bolas donde encontraremos abundante información del Parque Nacional Garajonay.

Gomera. Cultivo Vid. Revista Viajeros

 

Según nos acercamos a Vallehermoso, no hace falta mucha imaginación para entender el esfuerzo que ha debido suponer a los gomeros el cultivo del mar de bancales que se extiende ante nuestros ojos. Las viñas crecen en lugares imposibles y aquí no hay lugar para el vértigo. Nos hallamos en el mayor municipio gomero (de hecho, sus límites se extienden hasta la costa sur) y las posibilidades son amplias. Aparte de disfrutar de sus senderos, hay ciertos hitos que deberíamos conocer aunque sea de lejos: el Roque Cano, el acantilado de Los Órganos (sólo visible desde el mar) y la Fortaleza de Chipude. Esta última es una formación de origen volcánico que fue un lugar sagrado para los aborígenes y donde hoy resisten un buen número de endemismos.

 A pesar de todo, sobrevivir en La Gomera tiene su recompensa. 

Lanzarote_01_Rev.Viajeros

Texto y fotos: Lydia Rodríguez

Lanzarote volcánico, Lanzarote rural, Lanzarote turístico todo el año. Lava por todas partes, pueblos de un blanco brillante que daña la vista. Definida por su capacidad para sorprenderte. Rara y fascinante, la isla vive sumida en la ebullición de su propio paisaje.

Texto y fotos: Editorial Viajeros

Si tomamos por bueno el dicho de que en la variedad está el gusto, Tenerife no solo satisface sino que es capaz de colmar con creces cualquier expectativa ante un destino insular. ¿Estáis dispuestos a explorar esta isla con los cinco sentidos?

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