Nos cambiamos de escenario rápidamente con el tren. Donde ahora nos encontramos, inicialmente era una zona de embajadas occidentales y actualmente se ha convertido en un espacio de ocio occidental para japoneses. Dispone de torres residenciales y oficinas, rodeadas por amplias zonas verdes. Ya desde el exterior, la torre de Tokio, con sus 330 metros de altura, permite intuir el tipo de vistas que puede ofrecer. Insiprada en la Torre Eiffel, era la más alta del país hasta que fue superada, hace apenas una década, por Tokio Skytree.
En el complejo se hallan tres museos de arte. El Museo de Arte Mori exhibe arte contemporáneo internacional. El Museo de Arte Suntory, con pinturas, lacados y cerámicas y el Centro Nacional de Arte de Tokio, especializado en exposiciones temporales.
En Shibuya, zona de multitud de centros comerciales de moda, son famosos los pasos de cebra en aspa de Hachico. En la cercana zona de Omotesandori, se encuentran las más lujosas tiendas de diseño, además la arquitectura de los edificios es espectacular. Apreciamos la tienda de Prada con sus inmensos cristales, obra de Herzog & de Meuron. En Sinjuku, la zona de Kabuchi-cho, se encuentra la ciudad del pecado, zona roja o “Del comercio del agua“, actualmente es el centro de la ciudad, con multitud de torres de administración pública y oficinas. La estación de metro es la más concurrida de Tokio con 3,5 millones de pasajeros diarios.
Un paseo por el parque Ueno en el área de Chiyoda, donde se encuentra el Palacio Imperial y su Museo Nacional de Arte Moderno, es obligatorio.