En la gigantesca Torre del Homenaje, que en la Edad Media vigilaba las fronteras, se obtiene hoy una vista preciosa de la ciudad y del amplio horizonte de montañas que la rodean. En su interior, el Museo Militar cuenta la historia del castillo y buena parte de la de Portugal. Entre dagas, espadas, rifles y pistolas desde el siglo XIII hasta la Primera Guerra Mundial y piezas de las campañas africanas de Portugal a fines del siglo XIX, destacan los artículos personales de Gungunhana, un rey tribal que se rebeló contra el imperio portugués y vivió sus días en el exilio en las Azores.
En la ciudadela también se encuentra la Iglesia de Santa María, en la que destaca el techo de bóveda de cañón de madera pintada que representa la Asunción de María y el espléndido altar barroco en la capilla principal. Al lado está la Domus Municipalis, ejemplar de arquitectura civil románica único en Portugal. Con la forma de un pentágono irregular, está compuesta por una cisterna abovedada sobrepuesta por una galería amplia con ventanas alrededor, que se ha identificado como el lugar de reunión de los "hombres buenos" del consejo. También se conserva un antiguo conjunto de casas medievales de calles estrechas y pequeñas viviendas encaladas de blanco.
En una de esta casas se encuentra el original y un poco abigarrado Museo Ibérico de Máscara e Do Traje, que alberga una fascinante y colorida colección de máscaras y atuendos que se utilizaban para celebrar los antiguos festejos de origen pagano del solsticio y el Carnaval y otros festivales de la región, que incluye también a localidades zamoranas.