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VALLE DE BENASQUE. Deportes en familia

El valle de Benasque cuenta con una variada oferta de deportes de aventura para toda la familia y para todos los bolsillos. Aprovechemos el buen tiempo para practicar parapente, rafting o senderismo rodeados de las cumbres más altas del Pirineo.

El valle de Benasque cuenta con una variada oferta de deportes de aventura para toda la familia y para todos los bolsillos. Aprovechemos el buen tiempo para practicar parapente, rafting o senderismo rodeados de las cumbres más altas del Pirineo.

Propuestas, Revista Viajeros (agosto 2013) Fuente y fotos: Valle de Benasque

Las familias que buscan  actividades para todos sus miembros este verano tienen un sinfín de posibilidades adaptadas a sus necesidades. Llejos de ofrecer esas posibilidades “al filo de lo imposible”, en el valle son opciones pensadas para todas las edades. Disfrutar de deportes alternativos en plena naturaleza sin dejar a los más pequeños de lado al cuidado de alguien, o manteniéndoles entretenidos mientras los adultos cargan pilas al aire libre liberando adrenalina, es característica de la oferta turística del lugar.

Castejón de Sos, entrada natural al Valle de Benasque, tiene el clima perfecto para practicar parapente: no es extremado en invierno, al encontrarse protegido de los vientos del norte, y en verano mantiene unas suaves y agradables temperaturas. Desde 1985, cuando se fundó aquí la primera escuela de parapente de España, el vuelo libre es una de las actividades referentes y que más visitantes atrae a esta parte del Pirineo. Cualquiera puede disfrutar de la espectacularidad del vuelo en parapente a 1400 metros de altura, y de las vistas de pájaro bajo la experta supervisión de un instructor. Parapente, ultraligero o avioneta por unos 80 euros.

Surcar las aguas del río Ésera es una realidad también para los más pequeños. Campo, a orillas de este río pirenaico, se convierte en el lugar perfecto para practicar rafting a partir de los 30 euros. La ruta La Silla permite a pequeños y mayores disfrutar del descenso y superar los obstáculos que presenta el río, gracias a la ayuda de un guía experimentado.

Otra opción para la familia es la que ofrece la infraestructura de la estación de esquí de Cerler. Al subir por el telesilla del Ampriu, operativo en verano,  se observan increíbles vistas. Un recorrido de 40 minutos (ida y vuelta) que sin duda merece la pena hacer para enseñar a los más pequeños la espectacularidad de la montaña.


Un balcón al Pirineo

El valle de Benasque alberga la mayor concentración de tresmiles del Pirineo y los glaciares más meridionales de Europa, únicos en España. Acercarse a este balcón natural para observar nieves perpetuas y la fauna y flora de la zona con mayor altitud de la cordillera, es una posibilidad al alcance de todos. Las diferentes rutas adaptadas a mayores y pequeños por el Parque Natural Posets-Maladeta ofrecen una experiencia auténticamente de alta montaña.

El paseo al Ibón de Villamuerta es fácil de hacer y la meta no puede ser más espectacular: un lago de origen glaciar. Tiene una duración de media hora (ida y la vuelta). Otra ruta de especial interés es el Sendero Botánico. Circular  y de corto recorrido, con un desnivel de 130 metros, es totalmente apto para hacer con los pequeños, que además, aprenderán curiosidades sobre las especies vegetales gracias a la interpretación de las mismas situada a lo largo de todo el recorrido. El trayecto transcurre por un paisaje virgen, acompañado del sonido continuo del río y las espectaculares cascadas Gorgas de Alba.

Otra propuesta, la del embalse de Llinsoles, se puede hacer hasta con el carrito del bebé. En bici o a pie, las vistas merecen el paseo. Por último, la del Forau de Aigualluts, que si bien no es la más sencilla, es una excursión amena, con subidas y zonas más llanas. Durante el trayecto es fácil ver marmotas y otros animales, así como observar flora única y las nieves perpetuas del Aneto. El broche final es insuperable: el Forau, una espectacular sima a donde van a parar, en forma de cascadas, aguas del deshielo de los glaciares, y que discurren por un canal subterráneo de 4 km hasta desembocar en el vecino valle de Arán.

Ya en la parte baja del Parque Natural se encuentra Llanos del Hospital. Aquí los más pequeños se convertirán en auténticos exploradores en busca de oro gracias a un curioso personaje, un cuentacuentos que les acompañará en una divertida aventura dentro del espectacular entorno que rodea los Llanos, y les contará de forma amena la historia de los edificios del lugar, construidos para dar cobijo a peregrinos, comerciantes y viajeros que hace siglos cruzaban las altas cumbres pirenaicas por aquí.

Para los más perezosos: bici a motor o paseos a caballo

De vuelta al valle, toda la familia puede disfrutar de un paseo en bici. Y para los más perezosos, practicar este deporte nunca fue tan fácil gracias a las e-bike, bicis a motor donde pedalear es lo de menos. Uno de los trayectos más bonitos, de 2 km, es el que va desde Benasque a Anciles, un pueblo de casonas solariegas que nos transporta a otra época.


Por último, los paseos a caballo, otra forma de conocer el valle recorriendo pistas forestales y rutas señalizadas. Las excursiones pueden durar desde una hora hasta una jornada completa.
Ya en el pueblo de Benasque, los padres pueden encontrar actividades alternativas específicas para sus hijos. El Centro de Interpretación de Benasque organiza talleres gratuitos y muy divertidos para los más pequeños de la familia a lo largo del verano. Es lo que se conoce como El Rincón de los niños,  donde aprenderán a distinguir los diferentes animales que viven

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