Accesible desde el este de la isla, y después de zigzaguear innumerables curvas, se llega a la cumbre del Maido en la que se encuentra situado estratégicamente un mirador desde el cual se obtienen privilegiadas vistas a más de 2.000 metros de altura. Dos erupciones volcánicas sucesivas y siglos de erosión y hundimientos, ha esculpido tres exuberantes circos: Mafate, Salazie y Cilaos. Si bien es un lugar de difícil acceso, en él viven algunas comunidades nativas, muchas de ellas descendientes de esclavos que huyeron de las plantaciones de azúcar. Los tejados de algunas de sus casas se divisan entremezclados con la agreste naturaleza. Pese a su aislamiento, en cuestiones de turismo se han abierto e incluso ofrecen hospedaje alternativo y económico.
Salazie es, tal vez, el circo más hermoso de todos, aunque no el más grande. Se accede por una carretera situada el noroeste de la isla. Innumerables cascadas caen desde lo más alto, precipitándose por las escarpadas pendientes que van a morir al mar. Al fondo, en lo más profundo, se encuentra Hell Bourg, un bellísimo pueblo de montaña de tradición balneario, aunque un desastre natural truncó su proyecto de estación termal. El pueblo fue recuperado en los ochenta y forma parte del catálogo de los pueblos más bellos de Francia. En el circo de Cilaos, hay una población del mismo nombre, donde es posible alojarse en algunos hoteles con encanto, como el Vieux Cep, y también destacan las coloridas mansiones criollas. Es una de las zonas asiduas para los amantes de la práctica de deportes de riesgo. Cerca de Hell Bourg también se encuentra el sendero que permite visitar el bosque de Belouve, un microclima selvático perfecto para hacer un trekking. Se trata de un bosque primario con una flora similar a la de Madagascar en la que crecen enormes helechos y tamarindos, preciosas flores y gran cantidad de orquídeas.
Camino de vuelta, por la misma carretera es posible pararse en algunos miradores orientados hacia la costa en los que es posible hacer un picnic. A derecha e izquierda también se alternan explotaciones familiares dedicadas al cultivo de plantas aromáticas como, por ejemplo, la regentada por Isabel llamada la Maison del Geranium. En ella es posible ver como se destilan algunos perfumes a partir de los geranios, tomar un buen café y comprar buena artesanía local.
El agua es otra de las protagonistas en la isla. Esta es la cascada de Gran Galet.