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HOTEL ITURREGI. El amanecer más espectacular de Euskadi

Llegué al Hotel Iturregi ya casi de noche, por lo que hasta la mañana del día siguiente no pude apreciar, en toda su dimensión, el encanto del lugar. Sí, de noche este hotel reconstruido completamente sobre un antiguo caserío vasco tiene también su magia: las luces estudiadas en cada rincón de los amplios salones de la planta baja, comunicados entre sí, formando casi un solo espacio pero con ambientes distintos, muy acogedores; el silencio; el aroma de la madera y de la piedra en que está construido, junto al sutil perfume a higuera que emanan las habitaciones… Sí, es innegable. Pero a la luz del día este lugar fascina.

Llegué al Hotel Iturregi ya casi de noche, por lo que hasta la mañana del día siguiente no pude apreciar, en toda su dimensión, el encanto del lugar. Sí, de noche este hotel reconstruido completamente sobre un antiguo caserío vasco tiene también su magia: las luces estudiadas en cada rincón de los amplios salones de la planta baja, comunicados entre sí, formando casi un solo espacio pero con ambientes distintos, muy acogedores; el silencio; el aroma de la madera y de la piedra en que está construido, junto al sutil perfume a higuera que emanan las habitaciones… Sí, es innegable. Pero a la luz del día este lugar fascina.


Texto: Óscar Checa Algarra Fotos: OCH/ Iturregi

Me hice un poco el remolón en la cama (es inevitable, en unas habitaciones en que todo invita a la calma, al descanso y al placer) pero al final me levanté temprano. Corrí las cortinas de la ventana y me quedé embobado con el paisaje: estaba amaneciendo y sobre un cielo tan ancho como el que se puede ver en cualquier lugar de La Mancha o de Castilla, se desparramaban nubes naranjas, rojas, violetas… Desde el hotel, situado en altura, se comenzaba a vislumbrar el campo de golf; los viñedos de txakoli en pequeñas lomas y caseríos blancos de tejas rojas en cada una de ellas; grupos de árboles, bosquetes; praderas; setos; un camino; más viñedos; alguna isla y el mar, con el faro de Getaria al fondo. Es el amanecer más espectacular del País Vasco - pensé. No me gustan las frases sentenciosas pero cuando uno guarda la capacidad de asombro y encima le pilla de sorpresa algo así, la experiencia se convierte en única, sublime, y, por tanto, en la mejor del mundo.


Estaba la mañana fresca (imagino que aquí, tan cerca del mar, debe ser así casi siempre). Me vestí deprisa para salir a disfrutar de todo aquello. Alguno de los huéspedes de las otras siete habitaciones había decidido hacer lo mismo y, con cierto aire romántico, miraban mientras tomaban fotografías de vez en cuando. ¡Qué maravilla que el tiempo se detenga o, mejor dicho, que volvamos a ser conscientes del tiempo, del ritmo de los días, de la Naturaleza! Aquello de “me voy de vacaciones para desconectar” solo es válido y se cumple cuando logras “conectar” con este otro orden y cadencia de las cosas. Y en Iturregi se puede hacer muy fácilmente. El edificio y el paisaje que lo rodea son lo esencial. Después hay detalles que ayudan: los enormes ventanales que lo inundan de luz; los colores de las telas, sillones y paredes; un desayuno perfecto servido en la mesa; una oferta de masajes y rituales de bienestar que se pueden contratar para disfrutar en la habitación; los jardines que rodean el caserío o la piscina exterior, diseñada entre los restos de antiguas paredes de piedra.



Desde este hotel podemos también visitar los viñedos y bodegas de txakoli; algunos de los mejores restaurantes de nuestro país; el Geoparque de la Costa Vasca y la Ruta del Flysch; o el Museo Cristóbal Balenciaga. Todo ello está a un paso, pero Iturregi no deja de ser una isla de tranquilidad, quizás uno de los mejores representantes del espíritu de Rusticae (el club en el que está integrado) en lo que se refiere al encanto de los detalles, de las cosas que tocan el alma y del vivir con emoción.


Para tomar nota:

Hotel Iturregi. 4 estrellas. Tel. 943 896 134
Barrio Askizu
Getaria (Gipuzkoa)


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